Sara Castro

31 enero 2021

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LA EVOLUCIÓN ES EL RESULTADO DEL CONOCIMIENTO

LA EVOLUCIÓN ES EL RESULTADO DEL CONOCIMIENTO

 

La evolución es el resultado del conocimiento. Avanzar es conocer, es aprender. Evolucionar es haber integrado ese aprendizaje y tenerlo dentro vibrando contigo, conformándote, siendo parte de tu esencia.

 

Hay ciertas personas en el mundo que actúan como guardianes de un Almacén oculto de conocimiento humano

 

Estos guardianes trabajan en todos los campos de expresión humana, arquitectos, profesores, científicos, artistas… Y, consciente o inconscientemente, guardan en ellas mismas el aprendizaje de la humanidad, el extracto útil de toda nuestra historia: la esencia verdadera del conocimiento de nuestra raza.

Estos custodios asimilan partes de ese conocimiento humano y lo integran dentro de su propia vibración etérica. Su labor es dividirlo en pequeñas dosis fácilmente asimilables, y diseminarlas por todo el mundo a modo de semillas para que germine la nueva raza. Esto es, ni más ni menos, el proceso de evolución real.

Pero hay una fase previa a la labor de estos guardianes. Una fase muy importante de síntesis, donde todo el conocimiento de la humanidad es recopilado, analizado y reunificado. Todo lo que como raza hemos aprendido y trascendido hasta el momento se disgrega, se examina y se extrae de ello la esencia más pura, las líneas de expresión. Después se unifica y se almacena… a muy buen recaudo.

 

La evolución no es un proceso puramente biológico, fruto del azar mutacional y de la adaptación al medio

 

Mucho más allá, el proceso evolutivo del que hablamos es un proceso supraconsciente desarrollado en el plano mental de cada especie o línea de existencia. ¿Por qué hay especies que evolucionan tanto y tan rápido, y otras que apenas han cambiado en millones de años? ¿Es que estas últimas no necesitan evolucionar? El motivo no es ese. La causa real está en la mayor actividad mental de una especie como colectivo frente a otra, y en su capacidad para generar conocimiento, es decir, para ser conscientes de su propio aprendizaje.

A mayor conocimiento, mayor evolución. Es por ello que nuestra especie vivirá en los próximos siglos y milenios un rápido y potente cambio, que se manifestará muy pronto en nuevas habilidades, principalmente psíquicas.

 

La evolución es el resultado de la obtención de conocimiento y de su aplicación a los nuevos diseños, a los nuevos individuos

 

Este proceso se gesta desde la dimensión mental de la especie, que se trasluce después en el nivel etérico estructural, y que se manifiesta finalmente en el cuerpo físico material.

La evolución supone la asimilación consciente y colectiva del conocimiento obtenido por la raza a través de su interacción en el mundo físico. Este conocimiento pasa a formar parte estructural del cuerpo etérico de la especie, esto es, del “molde de la especie”, transformándolo poco a poco y cambiando así las cualidades de los nuevos individuos.

Este mecanismo evolutivo conlleva la aparición de ciertas características y capacidades nuevas para cada nueva raza (una raza no es una generación, sino que cada raza engloba miles de años humanos). Así por ejemplo, la siguiente raza humana tendrá cualidades que nosotros no poseemos ―o que solo manifiestan unos pocos individuos―, como telepatía, intuición, capacidad para comunicarse con el reino animal y vegetal, o la capacidad de la existencia consciente entre mundos, es decir, la posibilidad de estar e interactuar plenamente conscientes no solo en el plano físico, sino también en planos más sutiles, como el plano astral y el plano mental.

El trabajo previo de recogida, análisis y síntesis de lo aprendido es imprescindible para separar lo falso de lo real y desecharlo, permitiendo así que la nueva raza no integre los errores de la anterior, sino su aprendizaje, la esencia de su conocimiento.

La labor de los guardianes de diseminar las semillas del conocimiento inmanente humano no es un trabajo que tenga lugar solamente en el plano físico, sino también ―y sobre todo― en la expresión etérica de nuestro planeta, en la parte interna, energética y estructural. Estas semillas diseminadas por la estructura etérica del colectivo humano harán que si un niño nace hoy, aunque sus padres no pudieran educarlo, ese niño ya tendrá en sí mismo toda la información de la evolución, de la naturaleza y de la historia humanas; más allá de la información biológica del ADN, también la información emocional, la mental y la etérica, con todo el conocimiento trascendido por la raza antigua.

 

Así, los niños que nacen ya han “vivido” las guerras, el hambre, la muerte, el caos…

 

Los niños ya vibran esa información en ellos mismos, porque encarnan en sus cuerpos los aprendizajes de todos sus ancestros, impresos con el molde actualizado de la raza.

Esto no quiere decir que todos los niños que nazcan en un futuro vayan a tener ese conocimiento en sus mentes, y que vayan a saberlo todo. No se trata de esto. No es un conocimiento intelectual. Si pensamos en el mundo como información, como vibración, el conocimiento no es más que la integración efectiva de una vibración que es verdad, que es útil.

Los niños nacen con esas nuevas vibraciones destiladas ya integradas dentro de sus sistemas corporales y mentales, y este es uno de los motivos por los cuales la actual pandemia Covid-19 no les afecta tanto como a adultos y mayores. Esta pandemia es la respuesta enferma de ciertas estructuras mentales y vibracionales humanas que están obsoletas y que no resuenan en sintonía con el camino evolutivo hacia donde se dirige el planeta. Los niños han nacido con esas nuevas frecuencias planetarias ya integradas en sus cuerpos etéricos, y por ello no pueden asimilar vibraciones de inferior cualidad, como las del Covid-19.

Cuando vivimos una etapa de transición planetaria tan intensa como la actual, la generación y custodia de este Almacén de conocimiento de raza es prioritario, y ocupa la atención y el trabajo de muchos humildes seres en muchos planos. Se ha hecho un grandísimo esfuerzo creando el Almacén, para que los guardianes de todo el mundo comiencen ahora su trabajo de siembra de esas píldoras de verdad humana para el surgimiento de la nueva humanidad.

Y esa nueva humanidad seremos igualmente todos.

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